Scottish shortbread { II } { vuelta de vacaciones }
¡Hola a todos! ¡Ya estamos de vuelta! Después de algo más de un mes de desconexión bloguera, volvemos a hacer acto de presencia tras unas merecidas y queridas vacaciones.
Este año nuestro destino ha sido un país que ansiábamos visitar desde hace mucho tiempo. Países, ciudades, parajes, paisajes hay cientos en el mundo, a cual más bello, carismático e interesante. Pero las espectativas que teníamos depositadas en Escocia, nuestro destino de vacaciones, han vuelto engrandecidas con creces. Si pueblos guerreros y violentos como los pictos, los jutos, los sajones, los escotos y los romanos pelearon por hacerse con el control de este país hace más de dos mil años no podía ser un mero antojo. Seguro que todos ellos, aparte de moverse con ansias de poder, vieron en las tierras escocesas vida y muchísima belleza. Y lo magnífico es que esa belleza se ha mantenido intacta desde hace siglos. Escocia mantiene su estado de naturaleza puro y es impresionante.
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1. Castillo de Dunnotar, en Aberdeen 2. Castillo de Duvengan, en la isla de Skye 3. Castillo de Urqhuart con vistas al Lago Ness, Inverness |
Diez días son testigos de un recorrido por el país que comenzó y terminó en su capital, Edimburgo, una ciudad sorpresivamente grande, como no me la esperaba, bulliciosa y misteriosa. Fue construida sobre un volcán, y bajo ella yacen cientos de personas que fueron enterradas con motivo de las pestes que azotaron la ciudad. Esto ha hecho que actualmente existan rutas turísticas que desvelan lo que la ciudad esconde bajo sus calles, y la veneración que sus ciudadanos sienten hacia sus difuntos, habiendo convertido el cementerio en un lugar de recogimiento para la lectura y la meditación. Sorprendente, ¿no?
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1. Fachada de unos de los B&B en los que nos alojamos y que fue la esplendorosa residencia de uno de los médicos de la reina Victoria I de Inglaterra, en Ballater, cerca del castillo de Balmoral 2. Neist Point, con su faro y unas vistas espectaculares. Isla de Skye |
Pero lo más bonito de Escocia no son las ciudades, bajo mi punto de vista. Las ciudades inglesas son muy grises: tejados negros, fachadas grises, pavimentos y calles grises de las que destacan el verdor de los árboles y de la hierba de los parques. Y si a eso le sumamos los días grises, el panorama no pinta nada atractivo. Lo más bonito de Escocia es su naturaleza.
En diez días recorrimos en coche gran parte del país, e incluso llegamos a coger un ferry para llegar a la isla de Skye, una isla bella como ella sola lo es, con lagos, montañas y acantilados que te quitan la respiración. El que hayamos diseñado nosotros mismos nuestro viaje nos ha dado la libertad de ir a nuestro aire y parar donde nos apeteciera. A pesar de tener un recorrido diario marcado, era imposible no estacionar el coche en el momento que veíamos algún paraje del que había que dejar constancia gráfica en una fotografía. Todo, todo, todo era digno de ser fotografiado.
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1. Monumento Glenfinnan en honor a los Jacobitas frente al lago Sheil 2. Vista desde el Lago Achray 3. Ben Lawers con una de sus habitantes más usuales |
En nuestro recorrido no podían faltar los castillos. Habrá cientos de ellos. Unos abandonados, otros inaccesibles, otros conservados en perfecto estado, pero todos de enorme interés. Todos ellos esconden un no-sé-qué que les hace peculiares, incluso aquellos de los que solo quedan muros, pero muros que podrían contar grandes historias.
Muchos sabréis que en el Reino Unido se conduce por la izquierda, lo cual entraña una cierta inseguridad hasta que te acostumbras. No me preguntéis a mi, porque no fui yo quien se dedicó a este cometido. Pero una de las cosas que me ha llamado la atención es la forma en la que están distribuidos los carriles para entrar en las glorietas y moverse dentro de ellas; mucho mejor organizados que aquí, en España, y no estaría nada mal que les copiáramos el modelo ;) Eso sí, las autovías brillan por su escasa presencia y abundan carreteras que para nosotros serían comarcales.
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1. La fortaleza Fort George, en Inverness, sede de formación del ejército de los Highlanders 2. Interior de la cocina del castillo de Crowdor, Inverness |
Los diez días de recorrido tuvieron sus respectivas noches y a excepción de alguna, casi todas nos alojamos en distintos B&B's (Bed & Breakfasts). No puedo hacer una valoración negativa de ninguno de ellos. Los escoceses son gente acogedora, sencilla, simple, llana, a pesar de haber sido muy guerreros siempre. Se dice que también son tacaños, y grandes guardianes de sus costumbres y tradiciones. No en vano, el tan famoso kilt, la falda plisada que visten los hombres, es un atuendo de gala que muchos visten incluso para ir a un partido de fútbol, algo de lo que fuimos testigos. Pero también puede ser el traje de un novio, el uniforme militar del ejército de los Highlanders (a quienes idolatran) y el de batalla para competir en los archi conocidos juegos de las Highlands. Ese kilt está elaborado de un tejido a cuadros que llaman tartan, y que identifica a diferentes clanes. La antigua, antiquísima sociedad escocesa se organizaba por clanes y cada uno vestía su propio tartan, con cuadros de colores distintivos. Así que sí, fuimos testigos de ver que los hombres vestían kilt, pero no tanto como para comprobar si es cierto lo que se dice por ahí de que debajo ... ¡no llevan nada! ;))
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Castillo Eilean Donan, en el que se grabó la película Los Inmortales
1. Entrada 2. Fotografía junto a uno de los guías, vistiendo el típico kilt escocés 3. Vista interior de la cocina |
No puedo escribir líneas y líneas de nuestra experiencia en Escocia sin tocar el tema gastronómico. ¡Imposible!, porque esa ha sido una experiencia de lo más sorpresiva. Siendo estudiante viví en Irlanda, en Inglaterra y en Gales, pero mis experiencias gastronómicas no fueron nada positivas. Claro, que yo entonces era estudiante, y no me interesaba este tema nada más que para llenar el buche. Puedo decir que no ha habido ni un solo restaurante al que hayamos entrado en el que no hayamos comido bien. En todos, sin excepción, hemos salido con el estómago reventado. La gastronomía escocesa puede presumir de buena caza, buen marisco, pescado, carne y queso.
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1. Frente a la destilería de whisky Glenfiddich 2. Detalle del retrete de cerámica decorada en el tren en el que viajó por última vez al castillo de Barlmora la reina Victoria I de Inglaterra |
Dos son las insignias gastronómicas más representativas de Escocia: el whisky y el
shortbread. Destilerías de whisky hay muchas, muchísimas. Nosotros pudimos recorrer las de la marca
Glenfiddich y disfrutamos mucho de la experiencia, tanto que hasta no sé ni cómo me atreví a tomar tres tipos diferentes de whisky siendo las 11 de la mañana. Serían los vapores que se respiraban nada más salir del coche, je je je. Y sobre el
shortbread ... ¡qué deciros! Me encantan las galletas de mantequilla y me hubiera encantado poder entrar en una de las fábricas en las que se elaboran, pero no pudo ser por razones de higiene. Aún así, los caseros de cada uno de los B&B's en los que nos alojamos se encargaron de darnos buena cuenta de lo buenas que son estas galletas agasajándonos cada mañana con una ración de
shortbread junto a la hervidora que había en cada una de las habitaciones. Hay muchos tipos de
shortbread, según me explicó
Michelle, la casera de uno de estos alojamientos. Y nos gustó tanto, tanto su receta casera que no pude privarme de pedirle la receta, esta que os traigo hoy.
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1, 2 y 3. Panorámicas espectaculares desde un castillo en ruinas: Kilchurn. Lago Awe, en Agyll and Bute |
En mi repertorio de recetas ya cuento con una de
shortbread que podéis ver
aquí. Pero esta le gana. Y le gana por su textura suave y que se deshace en la boca, fruto de ser elaborada con harina de maíz y azúcar glas.
Y con la receta os dejo ...
Ingredientes (Para unas 38 galletas)
- 140 gramos de mantequilla sin sal fría
- 125 gramos de azúcar glas
- 250 gramos de harina de trigo de todo uso
- 125 gramos de harina de maíz (Maizena)
- Una pizca de sal
- 3-5 cucharadas de agua
- Azúcar del tipo caster para espolvorear
- En un recipiente, o robot de cocina, batimos la mantequilla y el azúcar hasta que se forme una masa blanquecina.
- Añadimos las harinas y la pizca de sal y amasamos.
- La textura de la masa quedará seca y nada compacta. Pero se soluciona añadiendo tres cucharadas de agua y seguimos mezclando hasta conseguir una masa totalmente compacta. Si la masa siguiera quedando seca, añadimos alguna cucharada más de agua, según vayamos viendo que la necesita.
- Dejamos reposar la masa durante media hora en un recipiente tapado.
- Precalentamos el horno a 150º, con calor superior e inferior, y preparamos dos bandejas de horno forradas con papel vegetal.
- Dividimos la masa en dos, amasando cada una de ellas de nuevo dándole forma final de bola. Las extendemos con un rodillo entre dos láminas de papel vegetal hasta lograr un grosor de medio centímetro.
- Con un cortapastas de forma circular y 5,5 centímetros de diámetro cortamos la masa. Colocamos las galletas sobre cada bandeja y para darles forma decorativa empleamos las púas de un tenedor, primero en una posición y luego en la otra, tal y como veis en las fotografías, y horneamos a media altura entre 15 y 20 minutos. Deben quedar un poquito blandas al tacto. Espolvorear con azúcar caster. Dejamos reposar un par de minutos y retiramos a una rejilla, donde se enfriarán por completo.
- La receta original no llevaba agua, pero yo tuve que añadírsela porque la masa era excesivamente seca. No sé si sería un olvido por parte de la casera de anotarlo, o quizás que en Escocia, por la humedad ambiental, no sea necesario. Pero sí lo fue en mi caso.
- La masa, a pesar de llevar mantequilla, no se ablanda con el amasado y se trabaja muy bien.
- No es necesario dejar más de un centímetro de separación en la bandeja antes de hornear entre cada galleta porque no se expanden con el calor
- El azúcar tipo caster no se comercializa en España. Es un tipo de azúcar con una textura intermedia entre el azúcar blanquilla y el azúcar glas, pero en su defecto, utilizad azúcar blanquilla. Obviamente, aproveché mi viaje para agenciarme un paquetito, al igual que otras lindezas para el estómago :))
Espero que hayáis disfrutado con la lectura de nuestras andanzas y que hayáis llegado con aire para seguir leyendo la receta.
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