ENSALADA DE PASTA, PIMIENTOS ROJOS Y QUESO DE CABRA

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Ensalada pasta_pimientos rojos_queso cabra


Hace unos días, leía la entrada que mi amiga Carmen había publicado sobre sus rollitos de lasaña, y ella decía que su recetario gozaba de más bien pocas recetas de pasta. Curiosamente, a mi recetario le ocurre lo mismo: que peca de tener más bien pocas recetas de pasta. Y lo mismo comentan con pena otras amigas blogueras como Beatriz y Paula. Y no será porque en casa no se coma pasta, que se come, aunque como mucho una vez a la semana. Si por mis comensales fuera, todos los días querrían comer pasta, pues no hay vez que no les pida una sugerencia para la comida que no me respondan unánimemente "¡Pasta!". Pero soy una persona que equilibra bastante las comidas, y normalmente de lunes a viernes comemos verdura, y en el fin de semana llega la pasta y el arroz, por eso de que comemos los tres juntos, ya que tanto el arroz como la pasta tienen que cocinarse y comerse en el momento; pierden bastante en textura si los recalentamos.

Pero eso no es lo que pasa con una ensalada de pasta, pues puedes cocer la pasta temprano por la mañana, y si quieres comerla fresquita para la hora del almuerzo, te da tiempo a que se enfríe hasta entonces.

Así que hoy tenemos para comer una ensalada de pasta con pimientos rojos asados, queso de cabra y nueces.

Ingredientes (4p)

  • 375 g de espirales, o la pasta que a vosotros más os guste para una ensalada
  • 3 pimientos rojos (unos 500 g aprox) asados
  • 150 g de queso de cabra 
  • 35 g de nueces partidas en trozos pequeños e irregulares
Para el aliño:
  • 2 cdas de albahaca fresca picada finamente
  • 60 ml de vinagre de Jerez
  • 80 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 1 dte de ajo machacado
  • 2 cdas de mostaza a la antigua
Elaboración
  1. Empezamos asando los pimientos. Los ponemos en una bandeja apta para horno, los pincelamos con un poquito de aceite y salamos al gusto. Asamos en el horno encendido previamente a 180º, calor superior e inferior, durante aproximadamente una hora. Para pelarlos más fácilmente, mejor que estén algo templados. Eliminamos las semillas cuidadosamente. Los cortamos en tiras de un centímetro de grosor con las mismas manos y los reservamos, junto con su jugo, que colaremos para que no pasen las semillas.
  2. Cocemos la pasta. Ponemos agua con una cucharada de sal a calentar en una olla amplia y echamos la pasta cuando rompa a hervir. Cocemos la pasta por el tiempo indicado por el fabricante. Colamos, refrescamos y reservamos.
  3. En un recipiente pequeño mezclar todos los ingredientes del aliño más dos cucharadas del jugo sobrante del asado de los pimientos y salar al gusto. 
  4. En una ensaladera ponemos la pasta ya enfriada, los pimientos cortados, las nueces, el aliño y el queso de cabra desmenuzado con las mismas manos. Removemos bien y reservamos en la nevera si deseamos degustarla fresquita.
Nota

En los comercios podréis adquirir queso de cabra en rulo, recubierto por una protección de cera comestible, y otro tipo de queso que no va recubierto por esta cobertura. Particularmente, nos gusta más este segundo tipo. Es un queso de cabra más ácido que el del primer tipo, pero de sabor más marcado y de más personalidad, y así mismo, de un color blanco más brillante. Es con este tipo de queso de cabra con el que está elaborada esta receta.

Siguiendo la recomendación del libro, también se puede utilizar queso feta, y cualquier otro fruto seco en sustitución de las nueces.


Fuente: Libro "Pasta en unos minutos". Editorial Susaeta. 





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BONITO CON SALSA DE TOMATE {RETO TÍA ALIA}

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Bonito con salsa de tomate_1

Como en septiembre casi todo vuelve a la normalidad, el reto de Tía Alia nos saluda de nuevo y en su tercera edición nos invita a elaborar dos recetas, una dulce y otra salada, utilizando productos de temporada: el bonito y la ciruela.

Para esta edición me he decantado por la receta salada: bonito con salsa de tomate; y como Carmen nos dio carta blanca para incorporar alguna idea de nuestra propia cosecha, por la sencillez de la receta, lo que yo he hecho ha sido enriquecer la salsa de tomate, utilizando hortalizas como el pimiento verde y un diente de ajo, aromatizarla con tomillo fresco, y adornar el plato con una elegante guarnición de patata frita.

El bonito es un pescado de gran aceptación en mi casa. Yo he de confesar que no soy muy "de bonito". Si sobrepasas su punto de cocción, queda seco, y a mi gusto, incomible. Se forma una bola en la boca que solo se puede bajar con vasos de agua. Así que pillarle el punto de cocción tiene su aquel, y hay que estar pendiente en todo momento y controlarlo. No podría deciros el tiempo exacto de cocción de un filete de bonito, pues todo va en función de su tamaño y grosor. Es importante hacerlo a fuego fuerte para sellarlo por fuera y evitar que suelte su propio agua y que se cueza en ella. Cocinado de esta manera, a la plancha, y aderezado con sal en escamas queda muy rico.

Estoy segura de que Carmen tiene que estar muy contenta, a la par que orgullosa, de ver su reto crecer. Aquel reto que surgió de una conversación informal e improvisada entre amigas blogueras, allá por el mes de marzo, se ha convertido en un reto de gran aceptación, y para esta nueva edición se han animado seis nuevas amigas blogueras a formar parte de él. ¡Sean bienvenidas! Ya tengo ganas de ver lo que han hecho y cómo lo han hecho. ¿Y vosotros? Visitad el blog de Carmen, Recetas de Tía Alia, aquí.

Esta es la foto de la receta original que Carmen tiene en el recetario de su tía Alia

Bonito con salsa de tomate_receta_foto


Y ahora voy a explicaros cómo hice yo este bonito con salsa de tomate.

Ingredientes (3 personas)

  • 3 filetes de bonito, o en mi caso, la cola del bonito en tres trozos enteros
  • una lata de 400 gramos de tomate triturado
  • medio pimiento verde
  • media cebolla
  • un diente de ajo
  • tomillo fresco
  • 3 patatas medianas
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal 
  • unas aceitunas negras para decorar
Bonito con salsa de tomate_2 

Elaboración
  1. Limpiamos los trozos de bonito de posibles espinas y hebrillas, los lavamos, secamos con papel absorbente y salamos media hora antes de ponernos a elaborar la receta.
  2. En una sartén calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra y sellamos los filetes a fuego fuerte durante un minuto o poco más por cada lado. Retiramos y reservamos a un plato.
  3. Pelamos la cebolla y la picamos, al igual que el medio pimiento verde y el diente de ajo, y pochamos las verduras a fuego medio durante unos cinco minutos en el mismo aceite en que freímos el bonito. Añadimos la lata de tomate triturado, unas ramitas de tomillo fresco, aderezamos con sal y azúcar en la misma proporción, para reducir ela acidez, bajamos la potencia del fuego a la mitad y dejamos cocer durante unos 15 minutos. 
  4. Mientras pelamos las patatas y las cortamos en láminas finas como de dos milímetros de grosor. Las dejamos sumergidas unos cinco minutos en agua para que desprendan el almidón, escurrimos y secamos con un paño o papel absorbente. Las freímos en un poco de aceite, las retiramos a un plato con papel de cocina y las salamos.
  5. Retiramos las ramitas de tomillo de la salsa y la pasamos por el pasapurés o la trituramos por la batidora. También podéis dejarla sin triturar; va a gustos.
  6. Sobre la salsa de tomate ponemos los filetes de bonito y los calentamos a fuego suave. Lo justo para que se terminen de hacer por dentro y que el corazón quede sonrosadito, pero comestible.
  7. A la hora de servir, en un plato disponemos una cama de patata, ponemos encima un poco de la salsa, y sobre esta, el filete de bonito. Podemos adornar el plato con unas hojitas del tomillo y unas aceitunas negras fileteadas. ¡Y a comer!

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GALETTE DE MORAS Y FRAMBUESAS

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Galette de moras y frambuesas_1

La galette es un tipo de tarta de origen francés y que nunca se ajusta a un molde, de ahí que tenga un aspecto irregular y un tanto rústico que me encanta. Aparte de este punto está la textura de la masa. Es una pasta brisa, que puede hacerse tanto dulce como salada, y eso hace que podamos con galettes elaboradas con los más diversos ingredientes.

Como ya habéis leído, mi galette es dulce, y decidí rellenarla de dos de los frutos rojos que en su momento tenía en mi congelador: moras y frambuesas. En general los frutos rojos me encantan, y lo que más, recolectarlos. Guardo un viejo recuerdo de unas vacaciones que disfruté con mis tíos y primos de Barcelona, siendo yo una joven adolescente, cuando salíamos al monte a recoger moras. Y desde entonces es salir al monte e ir buscando zarzamoras desesperadamente. Aquí, en la sierra norte de Madrid, se pueden encontrar moras por madurar hasta incluso en octubre. Y si planificamos alguna excursión por la zona, no puede faltar mi tupper donde guardarlas. Disfruto como una enana deteniéndome en el borde del camino mientras mi marido y mi hija me miran con cierto ceño fruncido y hastiado, hasta que deciden abandonarme, y luego yo a la carrera a darles alcance. ¿Os lo imagináis?

Galette de moras y frambuesas_2 

 Mi valoración sobre esta receta es de diez. Me encanta todo: la facilidad de su elaboración, pues es rápido y no tienes que esmerarte en que quede perfecta, pues cuanto más imperfecta, más bonita. La masa es crujiente, como la de una galleta, con una sabor a mantequilla y a vainilla que enamora. Y si los frutos rojos os gustan, ¿para qué seguir hablando? ¿No veis ese chorrete de zumo de la galette? ¡No me digáis que no es tentador devorar una porción?

Vamos a la receta:

Ingredientes


Para la masa
  • 220 gr de harina normal
  • 65 gr de azúcar
  • 30 gr de Maizena
  • 1/4 cdta de sal
  • 1 cdta de esencia de vainilla
  • 100 gr de mantequilla fría cortada en cubitos
  • medio vaso de buttermilk (leche + 1/2 cdta de zumo de limón)
Para el relleno
  • 200 gr de frambuesas
  • 200 gr de moras
  • 40 gr de azúcar 
  • 3 cdas de harina normal
  • 2 cdas de zumo de limón
  • 2 cdas de leche
Además
  • 1 huevo para barnizar, o si tenéis claras congeladas, 1 clara
  • 1 cda de azúcar moreno
  • azúcar glas para decorar

Elaboración

De la masa
  1. Comenzamos elaborando el buttermilk: en un vaso ponemos la leche, le añadimos el zumo y lo dejamos reposar unos diez minutos. Al cabo de ese tiempo notaremos como si la leche se hubiera cortado.
  2. En un recipiente hondo ponemos la harina, el azúcar, la Maizena y la sal, y mezclamos bien. 
  3. Añadimos la mantequilla y la incorporamos a los anteriores ingredientes con las yemas de los dedos hasta que quede un aspecto granuloso, como de migas de pan.
  4. Añadimos el buttermilk y la esencia de vainilla, y mezclamos. Damos forma de bola a la masa, la envolvemos en film transparente y la guardamos en la nevera una media hora. Si fuera verano, por las temperaturas altas, tendría que estar cerca de una hora refrigerada.
  5. Precalentamos el horno a 180º. Retiramos el film transparente que envolvía la masa y la aplanaremos entre dos trozos grandes de papel de horno dándole forma de círculo de unos 28 centímetros de diámetro aproximadamente y medio centímetro de grosor. 
  6. En otro recipiente mezclamos los ingredientes del relleno con una cuchara y a continuación lo distribuimos por el centro de la masa dejando libre un borde de unos cinco centímetros que doblaremos hacia el centro como que fuera un paquete y como para impedir que se salga el relleno, que cubrirá la fruta solo parcialmente.
  7. Batimos el huevo, o la clara de huevo, lo que tengamos a mano, y con ella barnizamos la superficie a la vista de la masa. Espolvoreamos con una cucharada de azúcar moreno y horneamos entre 50-60 minutos a 180º.
  8. Espolvorear con un poquito de azúcar glas a la hora de llevar a la mesa.
¡Y ya está! Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima entrada!


Nota: contrariamente a lo que suelo hacer, no puedo citar la fuente de esta receta porque la anoté en un cuaderno y olvidé escribir la página de referencia. Lo que sí recuerdo es que era un blog en inglés.

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BROA DE MILHO {RETO BAKE THE WORLD}

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Broa de milho_1

Cuando a una no le salen las cosas bien, no sabe por donde empezar a contarlo. ¿Os pasa, no? Cuando hablamos de recetas de cocina, si no sale bien, o no nos gusta, no se cuelga en el blog, y punto, o al menos eso es lo que hago yo. Pero con la receta que hoy os traigo no podía hacerlo. Me había comprometido a participar en el reto  Bake the World del mes de septiembre, y a pesar de ser un pan que no ha salido bien bajo mi criterio y de acuerdo a nuestros gustos, quería colgarlo para compartir mi experiencia, saber sobre la de las demás participantes y aprender a hacer pan.

¿Y qué es lo que ha pasado? Pues que el pan, con todo lo bonito que se ve en las fotos, no ha salido todo lo bien que yo esperaba. No sé si será por la calidad de la harina de maíz, por la proporción que he utilizado o qué, pero el caso es que creo que el tiempo de amasado fue el correcto, pues amasé en torno a unos diez minutos, hasta que noté que la masa quedaba suave y homogénea. El pan está elaborado con un 50/50 de harina de maíz y de trigo. La harina de maíz la compré en un herbolario; es de la marca El Granero. Una harina de textura muy fina. Quizás la que se necesita para elaborar este pan debería ser más granulosa, que también la hay, pues incluso he visto panes elaborados con polenta. O quizás es que es recomendable utilizar estas harinas en otras proporciones.

Broa de milho_3 

 La broa de milho, o pan de maíz, es un pan portugués. He visualizado vídeos sobre su elaboración, he leído y leído diversas recetas, unas elaboradas solo con harina de trigo y de maíz, otras incorporaban de centeno, unas mantenían proporciones igualadas, otras variaban. Y aparte de todo esto, algo más que he podido averiguar es que la broa de milho es un pan arraigado en la gastronomía portuguesa y que se disfruta con unas sardinas asadas, con chorizo o con una popular sopa verde. Y de mi experiencia con este pan he aprendido que su miga es densa, compacta, nada alveolada, húmeda, y que me recuerda a un pan de centeno que yo comía en Irlanda. Pero tiene una pega, y es que se desmorona. A modo de prueba dejé el pan para comer al día siguiente, y como había perdido algo de humedad, se desmoronaba aún más.

Broa de milho_2 

 Después de relatar mi experiencia, os dejo los ingredientes que utilicé, y sus proporciones, y cómo lo elaboré a modo de referencia.

Ingredientes

  • 250 gr de harina de maíz
  • 250 gr de harina de trigo
  • 315 ml de agua
  • 9 gr de sal
  • 10 gr de levadura de panadero
  • una pizca de azúcar

Elaboración

  1. Calentar algo más de la mitad del agua y reservar una pequeña cantidad para diluir en ella la levadura de panadero.
  2. En un recipiente amplio ponemos la harina de maíz, vertemos el agua caliente y mezclamos con una cuchara de madera. Una vez que la harina ha absorbido todo el agua, y se ha templado, podemos amasarla con las manos. La tapamos con un paño y dejamos reposar durante 45 minutos.
  3. Transcurrido este tiempo, deshacemos la levadura con la yema de los dedos en la pequeña cantidad de agua reservada a temperatura ambiente y que no puede haber hervido, pues de lo contrario mataríamos los elementos vivos de la levadura.
  4. Incorporamos a la masa en reposo el agua con la levadura, la harina de trigo y la sal, y mezclamos bien con la espátula. Una vez que los ingredientes están bien incorporados podemos pasarlos a una mesa de trabajo para amasar. El amasado consiste en coger con la mano un extremo de la masa, estirarla ligeramente y traerla hasta el centro. Giramos la masa 45º y hacemos el mismo movimiento. La masa es muy manejable y nada pegajosa. No os requerirá ni más agua ni más harina. Amasamos hasta que veamos que la superficie de la masa quede suave y lisa. Le damos forma de bola.
  5. Ponemos un poco de harina de maíz en el fondo del mismo recipiente que usamos anteriormente. Ponemos la bola de pan y la cubrimos con un poco más de harina de maíz. Movemos el recipiente con movimientos circulares, como para que baile la masa, y para que la harina la impregne bien, y la tapamos con un paño de algodón. Dejamos reposar en un lugar libre de corrientes (yo lo hago dentro del microondas) hasta que doble su volumen; una hora aproximadamente.
  6. Para hornear, encendemos el horno a 225º. En el fondo del horno ponemos un cuenco de barro con agua para formar vapor dentro, forramos una bandeja de horno con papel sulfurizado y una vez que el horno ha alcanzado la temperatura deseada metemos la bandeja a media altura. Bajamos la temperatura a 200º y horneamos durante 50-60 minutos. Sabremos que el pan está hecho porque aparte de dorarse, si tocamos la corteza con los nudillos, ha de sonar a hueco.
Y esta es mi experiencia. A ver cómo les ha funcionado el tema al resto de l@s participantes en el reto. Espero que les haya ido mejor que a mi.





 

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ENSALADA DE GARBANZOS, QUESO AZUL Y VINAGRETA DE MIEL

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Ensalada de garbanzos y queso azul


Me alegra que todavía podamos disfrutar de temperaturas agradables. Llegar al mes de septiembre y con la vuelta al cole que comienza mañana mismo, y las rutinas que ello implica, al menos nos da una tregua para cargar con esas responsabilidades de una forma más llevadera, ¿no os parece? Aunque de aquí a unas semanas nos estaremos quejando porque con las temperaturas otoñales será un dilema acertar con la elección de la ropa para aguantar el día del tirón. Y de aquí a un par de meses estaremos quejándonos de nuevo porque han llegado los fríos y las tan temidas olas de frío siberiano. ¿Por qué nos quejaremos tanto? ¿Somos unos inconformistas? ¿No tenemos otra cosa mejor que hacer? Si al menos por cada queja que expusiéramos, presentáramos una solución, las cosas dejarían de verse de forma tan negativa, ¿no?

Filosofías aparte. Punto y final.

Y ahora la receta: una ensalada de garbanzos con queso azul y vinagreta de miel. La hice yo, claro, aunque su autoría queda adjudicada a Carlos Dube. ¡Cuántas recetas he sacado de su blog! Una vez más, gracias, Carlos. Una receta más que es un básico en mi cocina.

Su receta está elaborada con alubias blancas, y adaptada a nuestros gustos, de ahí que sean garbanzos la legumbre elegida. El queso, azul; qué buena elección. Y esa vinagreta de miel que gustará solo a quienes no pongan reparos en combinar el sabor dulce con el salado. ¿Os animáis vosotros?

Ingredientes (4p)

  • 400 gr de garbanzos
  • 100 gr de queso azul
  • 1 cebolla mediana
  • un puñado de almendras fileteadas
  • 2 cdas de aceitunas negras fileteadas
  • Para la vinagreta:
    • 2 cdas de miel
    • 1 cda de mostaza
    • un chorro de vinagre de Jerez, balsámico, o del que vosotros dispongáis, teniendo en cuenta que si es de vino blanco, será más ácido
    • un buen chorro de aceite de oliva virgen extra
    • una pizca de sal
Elaboración
  1. Si en lugar de usar garbanzos en conserva decidimos cocerlos en casa en una olla, deberemos haberlos tenido en remojo en agua desde la noche anterior. Por la mañana los escurrimos y los lavamos bajo el chorro del agua, ponemos agua con sal a cocer en una olla a presión, con una carcasa de pollo y un hueso de jamón. Cuando el agua rompa a hervir echamos los garbanzos, cerramos la olla, ponemos la válvula y los dejamos cocer durante una hora a partir de que comience a silvar la válvula, y a fuego muy bajo. Escurrimos, refrescamos y reservamos hasta que se enfríen.
  2. Pelamos la cebolla y la picamos en juliana. En una sartén ponemos un par de cucharadas de aceite a calentar y pochamos la cebolla aderezada con una pizca de sal a fuego muy lento durante unos 20-25 minutos hasta que esté blandita y con un color dorado.
  3. En una sartén más pequeña doramos a fuego suave las almendras fileteadas, removiendo con frecuencia para que se doren uniformemente.
  4. Para hacer la vinagreta, en un cuenco pequeño ponemos el vinagre y la sal, y mezclamos para que se diluya la sal. Añadimos la mostaza y mezclamos bien, y por último el aceite. Probamos la mezcla para rectificar en sabores, pues no deja de ser una vinagreta un tanto particular, según os guste algo más dulce o más ácida.
  5. En un recipiente amplio ponemos los garbanzos, desmenuzamos el queso azul con la yema de los dedos, añadimos las aceitunas, la cebolla pochadita, la vinagreta y mezclamos bien.
  6. Ya en la mesa, espolvoreamos la ensalada con las almendras fileteadas. No añadirlas a la mezcla antes de servir, pues se ablandan.

Y ya está. Una ensalada que se puede comer tanto fresquita como templada. Es igual de agradecida. Espero que os haya gustado.







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FLANES DE QUESO

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Flanecitos de queso_2


¡Hola a todos!

En mi anterior entrada, ya os hablé sobre las andaduras vacacionales que esta que firma junto con su familia, es decir, esposo e hija, se marcaron en el mes de agosto por tierras navarras y asturianas. Sé que soy una pesada, que seguramente que en alguna que otra ocasión ya he comentado que Asturias nos gusta muchísimo, que hemos disfrutado de esas tierras más veces que dedos tiene cualquiera de mis manos, pero es que si a sus paisajes y a su gastronomía le añadimos que conocemos a personas oriundas de esas tierras, ya tenemos excusa para volver, y no una sola vez, sino unas cuantas más.

En nuestro último viaje a tierras asturianas nos tomamos los días con calma, aparte de por las ampollas que tuvo que sufrir mi marido en la planta de los pies, porque el cuerpo ya pedía descansar y dejar de hacer kilómetros tanto en coche como a pie. Así que aprovechamos para pasar las tardes con amigos asturianos. A una de estas amistades la conocéis muchísimos. Es Isabel, de Aliter Dulcia. Nos acompañaron Carlos, su Minichef, su marido, y Tecla, la perrita. Y porque la tortuga no podía salir de paseo, que si no, también, je je. De aquella tarde quedan unas promesas que cumplir, y que con el tiempo verán la luz.

Otra de las tardes las pasamos con otro Carlos, un gran aficionado a la fotografía, y que comparte afición con mi marido, y con su mujer, Alejandra. Y de ahí la relación entre ambos. Y de aquella tarde quedan buenos recuerdos y dos recetas. ¡Y qué ricas recetas, madre mía! Una de ellas es esta que hoy os presento y que son unos flanes de queso que también podéis hacer en versión familiar. Los conocí como flanes y así se quedan, aunque para ser flanes tiene que haber huevos, y en la receta no los hay; pero rebautizarlos como pastelitos tampoco me parecía muy adecuado porque no son realmente pasteles; no tienen una textura abizcochada. ¿A vosotros qué os parecen? Parezcan lo que os parezcan, lo que sí os puedo asegurar es que son una delicia. Suaves, suaves, y ricos, ricos.


Flanecitos de queso_3 

 La receta no es fácil, sino facilísima: batir, enfriar y listo.

Seguro que queréis saber cómo se hacen. Pues ahí va:

Ingredientes (para 7 flanes)
  • 2 sobres de cuajada
  • 2 vasos de leche
  • 180 gr de azúcar
  • 250 queso Philadelphia
  • 500 gr de nata
  • caramelo líquido
Flanecitos de queso_1


Elaboración

Sin thermomix
  1. Ponemos todos los ingredientes en un cazo y los llevamos a ebullición removiendo de vez en cuando para evitar que se pegue en el fondo.
  2. Cubrimos la base de una flanera familiar o de flaneritas individuales con caramelo líquido en la cantidad que os guste.
  3. Cuando la mezcla que pusimos a cocer rompa a hervir la vertemos con cuidado sobre el caramelo. Podemos ayudarnos de una cazoleta para que cuando se desborde el líquido, caiga suavemente sobre el caramelo y que no se mezcle con él. 
  4. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y una vez frío, lo guardamos en la nevera durante un par de horas.
  5. Se puede degustar tal cual, pero también admite un chorrito de chocolate fundido o de mermelada de fresa, frambuesa ... A nosotros nos gusta tal cual.
Con thermomix 31
  1. Ponemos todos los ingredientes en el vaso y programamos durante 10 minutos, 90º, velocidad 3 y 1/2.
  2. Cubrimos la base de una flanera familiar o de flaneritas individuales con caramelo líquido en la cantidad que os guste.
  3. Vertemos con cuidado sobre el caramelo. Podemos ayudarnos de una cazoleta para que cuando se desborde el líquido, caiga suavemente sobre el caramelo y que no se mezcle con él.
  4. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y una vez frío, lo guardamos en la nevera durante un par de horas.
  5. Se puede degustar tal cual, pero también admite un chorrito de chocolate fundido o de mermelada de fresa, frambuesa ... A nosotros nos gusta tal cual.





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BACALAO AL AJOARRIERO

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Bacalao al ajoarriero_2 


 Volvemos al ataque.

¿Qué tal? ¿Cómo ha ido el verano? Lo primero que quiero hacer es dar las gracias a todas las personas que han visitado el blog durante los meses de julio y agosto. Quienes me seguís, sabéis que no terminé mi oposición hasta finales del mes de julio, que por solo unas décimas no conseguí plaza, y después del duro año, había que descansar de todo y salir y disfrutar de la familia, mis primeros sufridores. Espero que aquellos que hayáis podido viajar, hayáis disfrutado de las vacaciones; y aquellos que no habéis podido cambiar de aires, hayáis pasado un verano lo más llevadero posible.

En nuestro caso, este año tocaba respirar otros aires, sentarnos a otras mesas, patear otros territorios. Las tierras navarras y asturianas han sido testigo de nuestras andanzas. Somos una familia a la que no nos atrae pasar las vacaciones en la playa de forma rutinaria. Disfrutamos pasando un par de horas sentados en la arena, caminando por la orilla del mar, o dándonos un baño en sus aguas; pero la rutina diaria de la playa no nos resulta muy entretenida, la verdad. Cada uno organiza sus vacaciones según las actividades que le gusta realizar, y a nosotros en concreto nos gusta andar, caminar, descubrir, aprender. Muchos pensaréis que ese tipo de vacaciones son cansadas. Bueno, sarna con gusto no pica, y nosotros no sentimos ningún tipo de picazón por realizar este tipo de actividades, que son las que más alimentan nuestro espíritu, teniendo luego como recompensa buena mesa puesta. Porque es innegable que en Navarra y en Asturias se come de escándalo. ¿O no?

De Navarra me he traído una receta fantástica: el bacalao ajo arriero, que consiste en una especie de fritada a base de pimiento, cebolla, ajo y tomate con bacalao. ¡Absolutamente delicioso! ... y un plato único que distingue a la gastronomía navarra.


Bacalao al ajoarriero_1


El arriero es esa persona que antaño trabajaba transportando mercancías a lomos de animales de carga. El arriero arreaba a los animales para que echaran a andar, de ahí su nombre. Ese hombre de antaño se hacía camino siguiendo la línea de los ríos, desde el País Vasco, pasando por La Rioja, por Navarra y por Zaragoza; y es por este motivo por el que la paternidad del ajoarriero se la disputan más de una comunidad autonóma. Los arrieros desalaban el bacalao en salazón en esos ríos. Ya entonces, aprovechaban los cangrejos que se acercaban a mordisquear los trozos de bacalao para echarlos a la cazuela a la hora de preparar el pescado al ajoarriero, y de hecho, como variantes podemos disfrutar de un ajoarriero con gambas, con cangrejos, con langosta, y de forma más humilde con huevos o con patata, que es la que hoy os traigo yo. El bacalao ajoarriero es uno de esos platos de supervivencia de las gentes que tenían que trashumar y que hoy se conserva como uno de los platos típicos de la cocina navarra, y por ende, de la española.


Bacalao ajo arriero_3 

 Veamos cómo elaborar esta receta.

Ingredientes (Para 3 personas)
  • 400 gramos de migas de bacalao o en lomos.
  • 1 lata de 400 gramos de tomate triturado
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolleta
  • 1 pimiento verde
  • 3 pimientos choriceros o una cucharadita de pulpa de pimiento choricero que ya venden en los comercios
  • 1 cayena
  • 3 patatas medianas
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal (con moderación)
Elaboración

  1. Empezaremos desalando el bacalao. Si empleamos lomos, tendremos que quitarles primero la sal bajo el chorro de agua fría, tenerlos sumergidos en agua durante al menos 48 horas, cambiándoles el agua cada 8 horas, y conservándolo en la nevera. Si decidimos emplear migas de bacalao, basta con desalarlas en la noche de víspera, pasándolas previamente por el chorro del agua para quitarles la sal.
  2. Sumergimos los pimientos choriceros en agua caliente un par de horas antes de comenzar con la receta. Transcurrido este tiempo, con el canto de una cuchara raspamos la piel para extraer la carne y la reservamos.
  3. Pelamos las patatas y las cortamos como para tortilla en rodajas de unos tres milímetros de grosor. Las lavamos para que pierdan el almidón, y que no se peguen unas con otras, y las cocemos en un recipiente apto para microondas, con unas gotas de agua y un poquito de sal, durante 15 minutos. Lo ideal es programarlas cada cinco minutos y comprobar si están cocidas, porque ya sabéis que depende del tipo de patata. También podemos cocer las patatas al vapor, o freirlas, según gustos. Reservamos.
  4. En una cazuela de paredes bajas ponemos a calentar unas tres cucharadas de aceite, donde pocharemos a fuego medio-bajo la cebolleta, el pimiento verde y los dientes de ajo picados. Añadimos la cayena, que habremos despepitado para evitar que nos pique. Salamos y removemos de vez en cuando.
  5. Mientras colamos el bacalao y lo deshacemos en lascas con las manos.
  6. Añadimos a la cazuela la pulpa de los pimientos choriceros y removemos.
  7. Incorporamos el tomate triturado junto con las patatas ya cocidas, y dejamos que reduzca la salsa de tomate a fuego fuerte durante cinco minutos. Bajamos la potencia del fuego a la mitad.
  8. Añadimos el bacalao y dejamos cocinar durante un par de minutos.
  9. ¡Y a poner la mesa para disfrutar de este rico plato!


En un párrafo anterior, os he comentado que ha sido Navarra la comunidad elegida este verano para disfrutar de nuestras vacaciones. De allí os dejo un legado fotográfico para que podáis deleitaros con sus paisajes, y animaros a que visitéis una tierra tan, tan rica. También pasamos unos días en Asturias, donde pudimos disfrutar de una tarde en Gijón con mi querida Isabel, con su hijo, con su marido y su perrita Tecla. Las fotografías que podéis ver debajo fueron tomadas por mi marido.


Pirineo frances copia
Bordeando La Selva de Irati, por Francia
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Valle de Salazar-Roncal
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Valle de Salazar-Roncal
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Selva de Irati, en Francia
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Embalse de Irabia
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Foz de Lumbier - espectacular
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La antigua fábrica de armas del siglo XVIII de Orbaitzeta

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